Este elemento es el único que nace ya como arma, siendo por su característica metálica útil para detener los ataques del sable. En su práctica actual se usa a pares, pero en la antigüedad se llevaba un tercero en caso de haber arrojado o perdido uno.

Su empleo requiere un gran trabajo de muñeca y habilidad en los dedos.

Es un arma efectiva en ataque, bloqueo y contragolpe, ya que se puede realizar estocadas, golpes circulares o bien cubriendo el antebrazo y el resto del cuerpo.

Sus medidas deben ser tal que su extremo largo cubra el antebrazo; Se realizan bloqueos en la modalidad juji (en cruz), pudiendo con la orquilla (yoko), trabar el arma atacante.